México es percibido como menos corrupto, pero la meta de Andrés Manuel aún está muy lejos: Ricardo Flores

Por Ricardo Flores Pereyra*.

La transición se está llevando a cabo en muy buenos términos y así vamos a continuar” fueron las palabras de Andrés Manuel López Obrador a escasos días de tomar protesta como presidente de México.

Cuando leímos y escuchamos esas declaraciones nos llenamos de certidumbre y confirmamos que México estaba realmente cerca de la cuarta transformación.

Debemos reconocer que desde que comenzó el sexenio de Andrés Manuel López Obrador se tomaron severas medidas de austeridad en instancias y dependencias gubernamentales para poder sopesar, solventar y mantener programas sociales.

Repercutiendo que en los primeros meses de su administración alcanzara más del 60 % de aprobación, porcentaje que cayó hasta un 47% en el abril de presente año.

Su tan sonada lucha contra la corrupción le ha permitido conservar un buen nivel de aprobación; según Consulta Mitofsky, en los primeros nueve meses de su gobierno mantuvo más del 60%, pero en época del COVID 19, abril de 2020 bajó a 47%”.

Advierto que el presidente de México apabulló la elección comprometiéndose a erradicar la corrupción y podredumbre que durante sexenios observamos y todos sufrimos. 

Si bien es cierto, al día de hoy no se le conoce ningún acto de corrupción y/o deshonestidad, al menos no de manera directa.

Sin embargo, esto no aplica para el resto de su gabinete, basta con sacudir un poco el nombre de uno de los funcionarios y colaboradores más cercanos, el Director General de Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett Díaz donde documentos confirman que él escondió cuentas, propiedades y bienes, pero la secretaría de la Función Pública lo exoneró.

También, recientemente fue blanco de múltiples criticas al declarar que CFE no condonará pagos a pesar de la contingencia, días posteriores y seguramente en un repentino intento de limpiar su imagen anunció que donará su aguinaldo como parte de la estrategia para obtener más recursos y atender la contingencia sanitaria.

La pandemia ha sacado lo mejor y lo peor del ser humano, mientras unos lloran a sus muertos a causa del COVID- 19, otros se mueren de frustración y angustia por tener que cerrar su negocio, otros más aprovechan la tempestad y se hacen más ricos con la reventa de ventiladores médicos para “atender la urgencia médica” es el caso de León Manuel Bartlett, hijo del director general de CFE.

Y es que mientras la secretaria de la defensa nacional (SEDENA) compraba ventiladores para atender la actual emergencia en $898,000.00 pesos cada uno el IMSS lo compraba en $1,550,000.00 a la empresa del hijo de Manuel Bartlett Díaz, es decir casi al doble y le compraron un total de 20 ventiladores.

¿Pero quién desde el gobierno aprobó dicha compra? El recurso con lo que se adquirieron los ventiladores son públicos por lo tanto la información es pública, es una compra real (COMPRANET). Ahora, no estamos hablando de la calidad del ventilador, total si se muere el paciente le van a echar la culpa al COVID 19, no al ventilador.

Terrible que el Gobierno de la República permita a empresas de familiares de altos funcionarios, valerse de la extrema necesidad del sector salud de adquirir y revender ventiladores e insumos para atender pacientes por el COVID-19, vender equipo indispensable a casi el doble del precio real. Esto, lo acepte o no el presidente, es corrupción y debe ser investigado y -en su caso- sancionado.

Cuídese y cuide a su comunidad, si nuestro Dios lo permite, nos leemos pronto.

*Ricardo Flores Pereyra es fresnillense, Doctorante en Educación y Jefe de la Unidad de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Municipio de Fresnillo, Zacatecas.