Opinión | Garantizar alimentación y salud, las tareas del gobierno

Por: Fernando Benítez | Colaborador

Cada vez que un individuo logra resolver un problema nuevo, se puede decir que se ha generado también conocimiento nuevo. Quien más logra resolver problemas es porque ha adquirido un grado superior de acumulación de saberes, ya sea de manera empírica o desde las aulas, es decir, se transforma en un individuo cada vez más productivo a la sociedad y dentro de la producción es un elemento con un grado de cualificación superior.

            Ahora bien, en una sociedad erguida sobre el sólido interés de distribución de mercancías e inclusión de capitales a países extranjeros se debería entender que la mejor carta por usar es la de inversión en la elevación de mano cualificada de un pueblo, pues aunque este demande cada vez más ingresos también produce en una cantidad superior de bienes. Entonces, la inversión en la formación y educación, a pesar de que sus resultados no sean inmediatos, es de las medidas que aseguren incremento en la producción de mercancías en una sociedad, aunque ciertamente esto no garantiza su distribución. ¿Quién más va a transformar la materia con su trabajo si no es el hombre?

Así como sucede con la inversión en el tema educativo teniéndose grandes ventajas futuras, el salvaguardar las vidas humanas a través de la prevención sanitaria debe ser una prioridad del gobierno. Lo anterior, en cuanto a la pandemia ocasionada por el COVID-19, que ha provocado ya 3,267, 867 casos confirmados y las 233,560 muertes alrededor del mundo (dato hasta el 1 de mayo), es claro ver que los gobiernos de algunos países que le han ganado al enemigo invisible, son aquellos que han invertido en la prevención, en la construcción y equipamiento de hospitales.

Cientos de opiniones de doctores en torno al tema de que es menos lamentable y más barato apostarle a la prevención que tratar con los problemas médicos ya en cama, como el ejercicio y las dietas para no esperar un sinfín de enfermedades degenerativas, mismas que ahora se convierten en mortales si te contagias. Pero no producen eco las opiniones de especialistas en cuanto a las medidas preventivas dirigidas la población, simplemente porque son irrealizables. El “quédate en casa” parece ya burla pues desde que se suspendieron las clases el pasado 20 de Marzo, con esa intención preventiva, muy pocos han podido llevarla a cabo, tal es el caso de la señora María Sánchez de la Col. Ejidal en Guadalupe, Zacatecas, que vive de la venta de comida en fiestas y de insumos preparados a locales del ramo, quien le comenta al que estas líneas escribe, que no pudo aguantar la medida más de 3 días sin tener que salir de nuevo a ver quién requería de sus servicios, pues, “es imposible ahorrar cuando vives al día”.

A pesar de ver en todo el país quien se pronuncie ante la falta de ayuda para resguardarte surgiría un poco de esperanza el saber que el recurso que no le llega a las familias necesitadas de comida e insumos de limpieza, va a parar a  hospitales y doctores para la atención de contagiados, pero no es así. Miedo, manifestaciones e incertidumbre es lo que ahora se vive en los hospitales pues ni un protocolo de atención de contagiados se les hace llegar, según han denunciado los afectados.

Hablar entonces de medidas preventivas a dos semanas de que se ha determinado la Fase 3 en México pareciera algo sin sentido. Ya un “hubiera” que no existe por lo que a quien se enfoque en hablar de esto se convierte en un predicador a posteriori. Por otra parte, las empresas que tienen a cientos de trabajadores en sus puestos se les ve poco preocupados pues saben que el gran ejército industrial de reserva supera por mucho las muertes que se puedan alcanzar durante esta pandemia. Hablamos de una cifra de 172,000 personas que se sumarán al desempleo este año y según las tendencias 2020 presentadas por la OIT (Organización Internacional del Trabajo) a principios del año, estima que la tasa de desocupación en México pasará de 3.4% de la PEA (Población Económicamente Activa) en el 2019 a 3.7% en el 2020, y a 4.1% en el 2021. Estas proyecciones significan que en los próximos dos años el desempleo afectaría a 2.3 millones de personas. No hay problema para las empresas, habrá de donde echar mano para poner en funcionamiento nuevamente sus industrias y máquinas. 

Ante este escenario los Antorchistas del país seguimos exigiendo que se preserve y priorice la vida humana a cualquier costo, a la fecha seguimos exigiendo un plan nacional de alimentación, lo que significa que se repartan productos alimenticios por parte de la autoridad federal en coordinación con estados y municipios para garantizar comida a las familias pobres y por otra parte se invierta en insumos destinados a quienes combaten desde la primera fila a esta pandemia, es decir, que se dote de los materiales y de equipo de protección al personal de salud.

 A pesar de los oídos sordos, insistimos a través de nuestros medios que  el gobierno federal haga caso a las ya muchas recomendaciones ante el tema, así como modestamente algunos municipios hacen sus intentos por paliar los efectos de la pandemia. Esto repercutirá en que la cantidad de muertes disminuya exponencialmente e incluso quien lo vea por interés político, la manera en la que actúen las autoridades ante la contingencia, determinará la balanza para las elecciones del 2021, pues el pueblo no votará por quien un año atrás los dejó a su suerte a pesar de los múltiples llamados desde todos los medios posibles. ¡A oídos sordos, palabras necias!